Con indignación
No me gusta que mi primer post sirva para mostrar indignación, preferiría algo más constructivo. Pero la torpeza de las administraciones públicas va a ser el tema de este post.
Desde hace unos años se permite que cualquier hijo de vecino ponga unos módulos de energía solar en su tejado o en una finca e inyecte toda la electricidad que produzca en la red eléctrica. Las compañías electricas estan obligadas a comprarla. Los materiales son costosos y genera poca electricidad, pero el precio de venta de esta electricidad está regulado y es tan alto que se amortiza la instalación en unos años y después se obtendrán beneficios.
No olvidemos que el uso más tradicional de la energía fotovoltaica es el suministro de electricidad en lugares remotos, alejados de la red eléctrica.
Mediante ayudas públicas estatales o autonómicas, en forma de ayuda directa como de financiación a bajo interés, se facilita el acceso a las inversiones de energías renovables.
Los generadores fotovoltaicos conectados a red, se convirtieron en una interesante oportunidad para pequeños inversores preocupados por el medioambiente. El sector mantenía un importante crecimiento anual. No resultaba atractivo para grandes inversores, puesto que en instalaciones fotovoltaicas mayores de 5 kW (unos 40.000 € de inversión) el precio de venta de la electricidad generada era la mitad, duplicando el plazo de amortización.
Todo cambió en la pasada primavera de 2.004, cuando se permitió que instalaciones de hasta 100 kW (unos 600.000 € de inversión) tuviesen el mismo precio de venta.
El IDAE, organismo que gestiona las subvenciones estatales para las energías renovables, abrió el plazo de solicitud de subvenciones en junio y recibió una avalancha de solicitudes de inversores que vieron una gran oportunidad de negocio.
Como el IDAE asignaba las subvenciones por orden de solicitud, en pocas semanas se evaporó el presupuesto de las subvenciones asignadas a fotovoltaicas. Muchos solicitantes, tanto de fotovoltaicas en red como de aisladas, no tenían más opción que esperar a la convocatoria de 2.005.
Todo esto levantó muchas suspicacias: bancos involucrados, información privilegiada... Quién sabe.
Una particularidad de la gestión de subvenciones de IDAE es que los bancos participan en la misma solicitud. Hasta 2.003 las subvenciones se tramitaban directamente en las oficinas de IDAE, con dificultades por sus limitados recursos. En 2.004 se estableció una línea de créditos con ICO, con un interés casi nulo y se decidió que todas las ayudas se tramitarían como financiaciones y siempre a través de un banco. Es decir, en vez de mandar las solicitudes y toda la documentación técnica a las oficinas de IDAE, se llevan a un banco, que lo gestiona como un préstamo y manda la documentación a IDAE. Como recompensa, el banco se queda con un 1% de la operación. Posteriormente IDAE entrega la subvención al inversor como ayuda al pago de la financiación.
En la convocatoria 2.005 IDAE prometió que todo iba a cambiar. Se asignó una partida a fotovoltaicas aisladas. Las solicitudes no se concederían por orden de presentación, sino que habría otros criterios, dependiendo del tipo de aplicación, del interés tecnológico, de las ayudas existentes en la región, etc.
Pamplinas.
Para evitar recibir excesivas solicitudes y evitarse problemas de papeleo, el IDAE tuvo la genial idea de limitar a 25 solicitudes por semana y banco, para todas las subvenciones relacionadas con energías renovables y no todos los bancos tienen este acuerdo ICO-IDAE. Además, permitió a los bancos establecer criterios propios para filtrar las solicitudes.
¿Y qué pasó? Que los bancos dieron prioridad a las operaciones con mayor interés para ellos. ¡Caracoles! Otra vez sin subvención para muchos pequeños inversores.
Además, solicitudes relacionadas con energías renovables que no son fotovoltaicas, han visto retrasada su gestión por todo esto.
En Andalucía la cosa fue por otro lado. El organismo que concede subvenciones en Andalucía era Sodean. Con buen criterio, el tamaño máximo subvencionable para Sodean son 15 kW. Pero en 2.004 hubo tantas solicitudes que se quedaron sin presupuesto. Por eso asignaron a la convocatoria 2.004 el presupuesto de 2.005. De paso dejaban en mal lugar la gestión del PP en el IDAE.
Lo más normal hubiera sido buscar más presupuesto para 2.005. Pero no, en 2.005 la recién nacida Agencia Andaluza de la Energía decidió no asignar fondos a fotovoltaica. Ni en conexiones a red ni en aisladas.
Instaladores y sus clientes tirándose de los pelos.
Puede que esté dramatizando un poco (el que me acuse de rojillo no se equivoca) pero creo que los que se han embolsado las subvenciones no son los que menos dinero tienen en el banco.
Lo que me ha movido a escribir esto ha sido este artículo que leí hace poco: El Consejo de Ministros aprueba nuevas inversiones para energías renovables.
"Las compañías eléctricas, según se recoge en el plan, ejecutarán el 70% de las inversiones destinadas a este fin; un 25% correrá a cargo de varias entidades, entre las que se encuentran bancos, constructoras y otras empresas, mientras que la Administración sólo financiará directamente el 5% de las inversiones. Lo hará a través de diversas subvenciones y ayudas, concentradas en organismos como el Instituto de Crédito Oficial o el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE)."
¡Caracoles! Mi vena rojilla late desbocada.
Supongo que los fondos asignados a IDAE van a aumentar, pero los pequeños inversores que puedan invertir en energías renovables solo dispondrán de un 5% del presupuesto. Quedarán prácticamente excluidos de la futura red de energías renovables que debe suministrar energía al país, cumpliendo los compromisos medioambientales del Gobierno.
Parece lógico que la generación de energía esté en manos de las grandes compañías energéticas. Montarán fábricas grandes y eficientes. Garantizarán el suministro eléctrico aunque las nubes oculten el sol y el viento no sople, a ver cómo se las apañan.
Lo que me fastidia de la distribución de subvenciones es que se prefiere primar a la gran empresa. Es decir: se va a favorecer que una gran empresa monte un parque eólico, lo convierta en electricidad, la transporte hasta mi casa y que yo me caliente con eso.
Pero los procesos de conversión y trasporte de energía tienen el inconveniente de tener unas pérdidas importantes.
Energéticamente podría ser más eficiente una producción distribuida: con un pequeño equipo de energía solar puedo producir agua caliente sanitaria en mi vivienda. Y con una caldera de biomasa tendré la calefacción que necesite.
Además, con una red de pequeños generadores eléctricos, distribuida por todo el país se reducirían las pérdidas que se producen en el transporte de energía desde la planta generadora hasta el punto de consumo.
La cosa no es sencilla e implica muchos factores: eficiencia energética, intereses industriales, control estatal sobre el sector de la energía, garantía en la continuidad del suministro energético...
Pero me molesta que los más beneficiados suelen ser los que menos necesitan.
Estoy tocando muchos temas distintos y complejos. Espero que en futuras anotaciones profundicemos más en estos temas.
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